Tomar todos los días productos lácteos, comer pescado 1 o 2 veces por semana, y moderar el consumo de carne, embutidos y huevos.
Tomar pocas grasas.
Moderar el consumo de azúcar y sal.
Pueden consumir de forma libre las siguientes verduras: achicoria, apio, berros, calabacín, cebollas, endibias, escalora, espárragos frescos, lechuga, pepinos, pimientos y rabanos.
Procurar variar el consumo de frutas y, a ser posible, que sean frutas de temporada. Se puede tomar a diario: naranja, pera, manzana, melocotón, melón, sandia, kiwi, mandarinas, fresas, ciruelas, nísperos, caquis, piña, pomelo y limón.
Durante la dieta es preferible consumir los siguientes pescados: todo tipo de pescado en general, pero en especial bacalao fresco, besugo, congrio, dorada, gallo, lenguado, lubina, merluza, mero, pescadilla, rape, raya, rodaballo, salmonete y trucha.
Es muy importante en la dieta retirar los huesos, las pieles, la grasa visible y los desperdicios de la carne; también se debe desgrasar los caldos y retirar las grasas visibles y los tocinos de los embutidos, como el jamón de york o el serrano.
Mientras dure la dieta es preferiblemente consumir las siguientes carnes: filete de ternera, pollo, pavo y solomillo de cualquier carne.
Moderar el consumo de sal; utilizar una alternativa como la sal baja en sodio.
Beber dos litros de agua al día.
Realizar unas horas de ejercicio diariamente, como por ejemplo; como andar a paso ligero.
Regular el horario de las comidas; es muy importante realizar las 5 comidas al día.
Evitar los fritos y tecnologías culinarias muy grasas. Utilizar métodos de preparación a la plancha, al vapor, los hervidos, en papillote…
No debe comprar ni almacenar alimentos inadecuados para la dieta.
Comer sin prisa y masticar correctamente, sin elementos de distracción.
No picar de forma indiscriminada entre horas.
Consumir mucha fibra en forma de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales de desayuno.